La teledetección emerge como una herramienta poderosa y fundamental para comprender y monitorear el retroceso glaciar de manera precisa y sistemática. La teledetección consiste en la adquisición de datos e imágenes remotas de la tierra utilizando satélites, aviones y otras plataformas, ofrece una perspectiva única para estudiar los glaciares a escala global, regional y local [1].
En el avance de este trabajo podremos observar los distintos retrocesos de glaciar en diferentes lugares con la aplicación de imágenes satelitales de forma multitemporal, de esta manera poder saber cómo está afectando con el cambio climático a los diferentes glaciares.
Retroceso de glaciares
Ancash, Microcuenca Llullan
Se realizó un estudio [2] en esta microcuenca para analizar el retroceso del glaciar en 27 años. Durante ese periodo, el área glaciar se redujo un 15%, pasando de 25,91 km² en 1987 a 21,86 km² en 2014. La gráfica siguiente ilustra esta disminución progresiva.

Figura 1. Deglaciación en el periodo de 1987 a 2014. [2]
Otro aspecto analizado en el estudio es la tasa de cambio del retroceso glaciar en la microcuenca. Se observó que entre 1987 y 2001 la tasa fue de -0.06%, de 2001 a 2009 aumentó a -0.25% y, en el periodo siguiente, alcanzó -2.79%. Esto evidencia que la deglaciación anual se ha acelerado con el tiempo. En el Cuadro 1 se presentan estos valores junto con una gráfica que ilustra la evolución de la tasa de cambio.

Cuadro 1. Tasa de cambio anual del periodo de 1987 a 2014. [2]

Figura 2. Curva de tasa de cambio del periodo de 1987 a 2014. [2]
Parque nacional Huascarán, Nevado Pastoruri
En el estudio [3] realizado en el nevado Pastoruri, se calculó el NDSI a partir de imágenes satelitales de Landsat. Además, se aplicaron procesos adicionales para descartar errores, como la confusión entre glaciares y lagunas. Por ello, el análisis se llevó a cabo para los años 1988, 1999 y 2011. En la figura siguiente se observa que el color magenta representa el glaciar en el nevado Pastoruri.

Figura 3. NDSI de imágenes Landsat, el color magenta representa la cubierta glaciar (a) del 4/7/1988. (b) del 4/8/1999. (c) 5/8/2011. [3]
Además, utilizando sistemas de información geográfica (SIG) se calcularon las áreas de los glaciares. En el siguiente cuadro se presentan los valores correspondientes a los años analizados. Según los datos, entre 1988 y 1999 el glaciar perdió 184,13 hectáreas (8,33%), mientras que entre 1999 y 2011 la pérdida fue de 462,22 hectáreas (22,8%).

Cuadro 2. Cuadro con los valores de la regresión glaciar de los años 1988, 1999 y 2011. [3]
Se proyecta que la regresión glaciar en el nevado Pastoruri continuará acelerándose hasta alcanzar un estado en el que solo permanezca un lecho rocoso. Además, una extrapolación basada en la tasa de retroceso actual indica que, para el año 2050, la superficie glaciar se reducirá a aproximadamente 500 hectáreas y, para el año 2064, el glaciar habrá desaparecido o quedará reducido a su mínima expresión.
Huaraz, Cordillera Blanca
Entre 1989 y 2014 se ha observado una marcada tendencia del retroceso de los glaciares de la Cordillera Blanca, con una pérdida total de 2,629.25 hectáreas de superficie. Como consecuencia de la deglaciación, se han formado numerosas lagunas en la cordillera, lo que incrementa el riesgo para la población. Un ejemplo histórico de este peligro ocurrió en 1941, cuando un aluvión provocado por el desprendimiento de un glaciar y la ruptura del dique de la laguna Palcacocha destruyó parte de la ciudad de Huaraz [4].
En la figura 3 se observa el incremento del área de las lagunas Palcacocha y Chillacocha debido al retroceso glaciar. Es importante considerar que, debido al acelerado retroceso de los glaciares, la ciudad de Huaraz sigue enfrentando un riesgo latente por el posible desborde de estas lagunas.

Figura 4. Secuencia del incremento de 1989 hasta el 2005 de laguna (a) Palcacocha y (b) Cuchillacocha. [4]
Nevado Champara
En el nevado de Champán se realizó un estudio exhaustivo [5] para calcular el área y el volumen del glaciar desde 1975 a 2010, obteniendo las imágenes de Landsat y Aster. Para este análisis se dividirá en dos bloques mediante los tipos de sensores, el primer bloque será de 1975 a 2000 con los sensores MSS, TM y ETM+.

Figura 5. Tendencia temporal de la reducción del área, a partir de los sensores MSS, TM y ETM+. [5]
En la curva observamos un notable derretimiento del glaciar en 1987, atribuible al fenómeno de El Niño. Posteriormente, se registran incrementos en 1990 y 2000, asociados a eventos de La Niña. Además, la tendencia de la curva se ajusta a un modelo exponencial.
El segundo bloque, el sensor Aster registró una disminución gradual en la superficie glaciar, con una reducción cercana al 50% desde el año 2000. Este acelerado retroceso glaciar se correlaciona con el incremento de las temperaturas observado en el mismo periodo. Estos datos evidencian la relación directa entre el calentamiento global y la acelerada pérdida de masa glaciar.

Figura 6. Tendencia temporal de la reducción del área, a partir del sensor ASTER. [5]
En la figura anterior observamos que se ajusta una tendencia exponencial la disminución del glaciar en el nevado champara, por lo tanto, se puede estimar que para el año 2050 se reducirá en un 95% del estado del 2010. Además, si se toma el factor climatológico la reducción se acortará hasta 30 años.
En conclusión, el análisis mediante teledetección evidencia que el retroceso glaciar es un proceso acelerado y alarmante, estrechamente vinculado al cambio climático. Los estudios realizados en diversas regiones demuestran una disminución significativa de la masa de hielo, con impactos directos en la disponibilidad de agua y el aumento de riesgos naturales, como lo evidencian los aluviones históricos en Huaraz. Además, la correlación entre el incremento de temperaturas y la pérdida de superficie glaciar refuerza la urgencia de implementar estrategias de mitigación y adaptación. Así, la teledetección se posiciona como una herramienta fundamental para monitorear estos cambios a escala global y local, permitiéndonos anticipar escenarios futuros y tomar decisiones informadas para la protección de los ecosistemas y las comunidades vulnerables.